UNA CARTA PARA MI HIJA
- Susan
- 25 feb
- 2 Min. de lectura

Cuando mi niña nació, le creamos un correo electrónico para enviarle emails y que, algún día, cuando sea grande, pueda leerlos (la mejor idea del mundo, créditos a mi mamá).
La semana pasada tuve unos días difíciles, y entre los sentimientos que cargaba estaba la culpa: culpa por últimamente vivir tan estresada, en corre corre, y por cómo eso podría afectar a mi bebé en el futuro. Siempre me dicen que los bebés absorben, y lo último que quiero que ella absorba es esta parte de mí que estoy constantemente trabajando. Mi meta como mamá y persona es ser una alguien presente, calmada, que transmite alegría… ¡Sólo quiero transmitirle a mi hija cosas buenas!
Esta semana me di cuenta de que esta meta, aunque nace del amor, es poco realista e incluso un poco cruel conmigo misma. Proponerse siempre estar bien y con buena cara es un estándar imposible.
Nunca podré ser la mamá perfecta
Habrá días en los que estar con mi niña será fácil y ligero, y otros en los que la vida pesa y no será sencillo disimular frente a ella. And that should be ok. Espero que, algún día, ella también lo entienda. Tal vez no hoy o mañana, pero hopefully algún día lo entenderá.
Esa frase que mi mamá siempre decía: “lo entenderás cuando seas mamá” es tan cliché, pero tan cierta. Creo que mi hija lo entenderá sólo cuando ella también sea mamá.
Ser mamá me ha hecho reflexionar mucho sobre mi mamá, sobre su mamá, y sobre todas las mamás que vinieron antes que yo. Todas, absolutamente todas, hicieron o estamos haciendo lo mejor que podemos. Todas sólo queremos lo mejor para nuestras hijas y todas rezamos porque ellas nos superen y lleguen a ser aún mejores madres que nosotras.
Mi mamá, imperfectamente perfecta, es la mamá perfecta para mí. Mi abuela, imperfectamente perfecta, es la abuela perfecta para mí. En todas sus imperfecciones, en todos sus “errores”, no cambia ni un poquito el amor infinito que les tengo. Y a pesar de esos “errores,” me criaron de una forma que me hace sentir muy orgullosa de la mujer que soy.
Darme cuenta de todo esto me quitó un peso tan grande de encima: mamás imperfectamente perfectas crían hijas y madres imperfectamente perfectas.
y eso me lleva a ti, hija:
Cuando pienso en el tipo de mamá que quiero ser para ti, quiero ser tu ejemplo de cómo algo imperfecto puede ser perfecto para tu aprendizaje y crecimiento. Espero que mis errores los veas como oportunidades para superarme y que, cuando los recuerdes, lo hagas con compasión. Mi promesa para ti es, y será siempre, intentar superarme cada día para ser aún mejor mamá para ti. Pero también tengo la certeza que la mamá que soy hoy es suficientemente buena para ti.
Qué alivio tan grande sentí cuando me di cuenta de que no tengo que ser la mamá perfecta para que mi hija crezca para ser una buena mujer y mamá.
Espero que este blog post también te quite un peso a ti, mama.
BTW, le envié este post al correo electrónico de mi hija jeje <3
Hasta el próximo,
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